10 marzo 2011

¡SÁLVAME!

Estaba en un largo pasillo oscuro y llevaba una vela encendida. Tenía miedo de cruzarlo, así que avancé despacio. De pronto escuché que un niño se reía. Era una risa rara, un poco macabra. En eso, una racha de viento helado apagó i vela y, en la oscuridad, brilló una cara que no tenía cuerpo. Era un niño muy pálido y delgado, con grandes ojeras. El niño abrió la boca y gritó: ¡Sálvame!

Desperté en ese momento, muy asustado. había sido una pesadilla. Estaba en mi cama, a salvo. Al cabo de algunos minutos me volvía dormir.

A la mañana siguiente, mientras me estaba vistiendo para ir a la escuela, mi computadora se prendió sola. Y entonces, en el monitor apareció sobre la pantalla negra una sola palabra: ¡Sálvame! Apagué la compu con el corazón latiéndome a mil. No entendía qué estaba pasando.

Ese día llegué a la escuela más temprano y mi salón estaba vacío cuando entré. Entonces miré al pizarrón y pude ver claramente que ahí se escribía sola la maldita palabra: ¡Sálvame! Pero eso no fue todo. Durante toda la mañana, cada vez que abría un cuaderno, veía escrita la misma palabra: ¡Sálvame!

A la salida ya estaba totalmente nervioso, así que decidí darme una vuelta por el parque antes de llegar a casa para calmarme un poco. ¿Qué estaba pasando? estaba recibiendo un mensaje, ¿pero de quién?

Cuando llegué al parque me encaminé hacia la zona de los columpios, pero todos estaban enredados, no se podían usar. Todos, menos uno. Pero en él se mecía, lentamente, un niño. Me acerqué a él. Ahora sé que no debí hacerlo. Debí haber huido cuando me di cuenta de que tenía la misma cara que había soñado en mi pesadilla la noche anterior.

-No estoy muerto-, dijo como si hubiera leído mi pensamiento.

-Estoy maldito. Me condenaron a quedarme aquí porque siempre me portaba muy mal. Llevo mucho tiempo aquí. Nadie puede verme, solo tú.


-¿Y por qué yo?- pregunté.

-Porque tú también te llamas Rodolfo.

-¿Tú me enviaste mensajes?- quise saber.

-Sí. Por favor ¡sálvame!

-¿Pero qué puedo hacer?- pregunté.

-Solo ven y siéntate aquí en el columpio. Yo te meceré. Verán que tengo un amigo, que no soy tan malo, y me dejarán ir.

Así lo hice. Rodolfo se levantó del columpio y yo me senté en su lugar, pero me quedé pegado en el asiento metálico, ¡no me podía levantar!

-¡Rodolfo, estoy pegado al columpio!

-Y ahí te quedarás. Yo tomaré tu lugar, me convertiré en ti y tú te convertirás en mí. Pasará mucho tiempo antes de que alguien venga a salvarte. Es la única forma de escapar a esa maldición.

-Oye, no, ¡regresa!- grité al ver que tomaba mi mochila y se disponía a irse. Él volteó. Y entonces me di cuenta de que se había convertido en mí. Luego miré mis manos. Estaban flacas y tenían la piel muy pálida. Toqué mi cara. Estaba en los huesos. ¡Me había convertido en él!

-Adiós Rodolfo-, me dijo. Gracias por salvarme.

Se alejó riendo. Era la misma risa macabra que yo había escuchado en mi pesadilla. Pero eso fue hace mucho tiempo, cuando yo era un niño normal, antes de que cambiara mi lugar y mi vida con alguien.

Tomado de: OBÓN, Pilar (2010): <<¡Sálvame!>> en Universo Big Bang. Los mejores 100 Para no dormir, Edición Especial núm. 2, p. 13.

06 marzo 2011

LA HABITACIÓN 712 DEL PARADOR DE CARDONA


Apenas a 100 kilómetros de Barcelona, en Cardona, donde hay un castillo con una leyenda bien conocida en la zona, y además con un fantasma.

Hoy forma parte de la red de Paradores Nacionales, que nos han abierto sus puertas para realizar esta investigación. La habitación 712 se encuentra en la planta 7 del laberíntico castillo. Es de las más pequeñas, pero tiene de las mejores vistas de todo el establecimiento, tiene algo especial.

Se trata de un caso curioso, ya que hace un tiempo sería inconcebible que una organización como Paradores hablara abiertamente del misterio relacionado con sus instalaciones. Lo habitual ha sido encontrarse con la cerrazón de hoteles y establecimientos sobre los que corrían leyendas de todo tipo.



El castillo del Parador de Cardona existe desde el siglo IX y ocupa la cima de un cerro que tiene 154 metros de altura, en la población minera de Cardona, en Barcelona El castillo fue el hogar de los duques de Cardona. Construido en el 886 por Wilfredo el Velloso. En 1714 claudicó después de que las tropas de Felipe V destruyeran sus murallas.



En el año 1976 se tomó la decisión de reconstruirlo para convertirlo en un parador nacional. Como si de una película de terror se tratara, varios trabajadores empezaron a informar de la presencia de un fantasma o ente sobrenatural que los llenaba de miedo. Algunos mencionaron otros fenómenos como ruidos extraños, voces, y golpes, siempre en la habitación 712.

Otros vieron a una bella doncella salir por las noches y lamentarse entre sollozos de alguna desgracia, vestida con ropas medievales, acompañada en ocasiones de un caballero. Tal es el convencimiento incluso de los que allí trabajan, que estos tienen permiso expreso de la dirección del hotel para subir siempre en compañía y nunca hacerlo solos.

Uno de los eventos más renombrados fue atestiguado por un ex gerente del parador y unas empleadas de limpieza. Cierta tarde las mujeres subieron a la planta 7 para limpiar las habitaciones, por costumbre las mujeres tocan en todas las puertas aunque los inquilinos ya las habían desalojado; al llegar a la 712 a su llamado una voz ronca les responde “Espere”, a los segundos las camareras cayeron en la cuenta de que esta habitación no debía estar ocupada. Nuevamente tocan para corroborar que allí había alguien y la voz repite “Espere”. Por lo extraño de la situación preguntan en recepción si alguien se hospedaba en la 712 y naturalmente les responden que la misma no había sido ocupada por nadie. Tratan luego abrir la puerta con la llave maestra y les es imposible, al rato de intentarlo consiguen sin esfuerzo abrir la puerta e ingresan con cierto recelo.

Dentro estaban las camas hechas, todo en su lugar a excepción del cuarto de baño, allí había una llave abierta, una toalla húmeda y un par de pisadas frente al lavabo como si alguien hubiera estado lavándose. No había forma de que alguien estuviera dentro del cuarto ni que nadie hubiera salido sin ser visto, todo el piso estaba vacío y los testigos no se movieron del lugar hasta que pudieron abrir la habitación 712.

En el siguiente link puedes escuchar el testimonio de Torcuato, que con su esposa Paquita, pasaron una noche inolvidable en la habitación 712 del Parador de Cardona, tomado del programa Espacio en Blanco, del 15 de enero de 2011.