Transcribo el texto publicado por el periódico El Universal, el día 31 de octubre de 2009.
URL: http://www.delvallede10.com.mx/detalle1056.html
María de Jesús Real, cronista de la delegación Benito Juárez, narra algunas de las misteriosas anécdotas de pobladores de la demarcación. A lo largo de su carrera, Real se ha dedicado a rescatar los testimonios sobre la historia de las 56 colonias y los pueblos que aún quedan en la zona.
El fantasma del Instituto Mora
El ambiente en el inmueble que alberga al Instituto Mora parece tranquilo pero algunos aseguran que, cuando el sol se oculta, se percibe una "vibra extraña".
"Sí da miedo", asegura la cronista María de Jesús Real.
La leyenda dice que el liberal Valentín Gómez Farias, quien vivió en la casona que ahora es sede del Instituto Mora, ubicado en la colonia Del Valle, era masón.
Todo inició cuando su esposa, que era devota creyente católica, quería ir a rezar el rosario a la iglesia más cercana, pues Valentín no le daba permiso de asistir.
Al final de su vida, Valentín Gómez Farias, firme en sus ideas, pidió que no se le hiciera ningún rito católico y que fuera sepultado dentro de su propiedad para así evitar el encono conservador.
Desde entonces, "por las noches se ve a un hombre con capa montando a caballo, él es Valentín Gómez Farias", explica María de Jesús.
Travesuras en Poussin 10
Por aquel lugar pasó la Revolución. En un predio ubicado en Poussin No. 10, vivió una familia que fue asesinada, sólo sobrevivió un niño.
"En aquella casona antigua muy bonita vivía la familia Macías, ahora es un condominio", inicia su relato María.
"La pareja recién casada obtuvo aquella casona por un muy buen precio, es más les hicieron una rebaja", explica la cronista, basada en un testimonio del señor Ernesto Macías.
María de Jesús Real cuenta que, a pocos días de la llegada de la pareja, empezaron a ocurrir cosas extrañas. Observaron que determinadas cosas que dejaban en algún lugar desaparecían. "Qué extraño", se decía la mujer, quien tomó con buena actitud estos extraños hechos, relata la cronista.
Tiempo después nació su primer hijo. "Ahora sucedía que donde dejaban los zapatitos del bebé amanecían siempre sin las agujetas".
Además, narra, al auto del señor Macías todas las mañanas le sucedía algún percance, como que no encendiera, entre otros incidentes.
El último suceso extraño fue cuando encontró a sus dos hijos amarrados con las agujetas de uno con el otro.
Una visita les contó lo ocurrido tiempo atrás en dicho predio. Los hechos extraños parecían se obra del espíritu del niño que había sobrevivido en aquel tiempo. Ahora se cree que la familia Macías radica en Acapulco.
La llorona de Zacahuitzco
"Hay quienes dicen que sí existe la llorona, yo cuando estaba joven la escuché", relató la señora Hilaria Mansilla, de acuerdo con la cronista.
"Lo que ahora es Plutarco Elías Calles, antes tenía pasto y ahí había agua", dice María de Jesús Real, a quien Hilaria le contó que en ese lugar se aparecía "La Llorona".
"Todos los muchachos decíamos ‘vamos a verla'. Ahí van corriendo y yo toda miedosa yo dije ‘no, yo me quedo, ¿a qué voy?', pero eso de quedarme sola, no, ahí fui alcanzarlos", explicó Mansilla.
"Más acá había una casa abandonada, y por ahí la vieron que se fue, había unos árboles donde se habían trepado y dicen que la vieron, que iba entre las milpas con su capa, y ellos dicen según que al verla decían ‘ha de ser la hermana de Mercedes', pero que la vieron dando vuelta y de regreso.
"No supieron ni cómo se bajaron de los árboles, porque cuando la vieron no tocaba el piso con sus pies, ella levitaba. Iba gritando ‘Ay mis hijoos!', y dijimos ¡n'ombre! No supimos ni cómo nos bajamos, llegamos hasta sin zapatos a nuestras casas y una risa que teníamos. Decía mi mamá ‘mándenle a decir una misa porque anda penando".
El callejón del diablo
Otra historia sostiene que en el inmueble de la Universidad Panamericana se aparece el diablo.
Por el callejón que cruza desde Campana hacia Mixcoac, colgaron a muchas personas en la época de la Revolución, narra la cronista Real. La placa que fue hurtada y que evocaba la leyenda decía:
"De acuerdo con versiones tradicionales, durante la época colonial este hombre era usual en calles poco transitadas, donde según la creencia se aparecía el diablo, personaje maligno de varias religiones".
Otra leyenda refiere a un hombre de baja estatura llamado "El Julio", usurero, vicioso y criminal cuyo cadáver se encontró mutilado, y se difundió que él había sido castigado por el diablo, indica la cronista.
Esta versión sostiene que, debido a las características de este hombre como una persona "mala" en el barrio durante la época colonial, se le nombró "El Callejón del diablo".
El nagual de Xoco
"A mí no me lo contaron, yo lo vi", dijo Carlos Montero a María de Jesús Real.
Uno de los pueblos originarios que aún existen en el perímetro de la delegación Benito Juárez es el de Xoco. Ahí se cuenta que un nagual era el novio de la naguala del puente.
"Ese señor era suegro de mi tía, era bastante grande, usaba pantalones con peto. Su comida era muy especial, se la servían en cazuelas, siempre se comía una sandia completa. Aquella familia nunca fincó su casa hacia arriba, todo lo hicieron hacia abajo, para el sótano, allí ellos vivían en el sótano y tenían su escalera para bajar...
"Se dice que en las noches el señor salía de su casa y se convertía en animal; salía de un túnel para robarse las cosas, como es el ganado. Esa leyenda la conocemos todos aquí en Xoco como la de los naguales, pero sí era real, sólo era él, el nagual, la señora y los hijos no", narró Montero.
"No me lo contaron, yo lo vi, vi al señor que se llamaba Antonio, que pesaba como unos 140 kilos mínimo y medía como 1.90, y uno de sus nietos heredó lo del abuelo, se convierte en nagual en la noche".
Tiempo después, continuó, a este nagual se le encontró cerca del "puente de bola "donde antes corría el río de Mixcoac y donde ahora está el Circuito.
"Una noche, un señor que, según le tiraron el enrejado, se quedó en la noche a ver qué pasaba. Como ya todos los días le tiraban el enrejado dijo ‘hoy los voy atrapar'.
"De pronto, se vio llegar un burro que se recargó en el enrejado... Como ya iba preparado, le empezó a dar de palos. Al otro día resultó que era el nagual de Xoco, y por la paliza no se puedo levantar. Casi le rompieron los huesos... andaba con la naguala, ahí se quedaban de ver".
El espíritu de Benita Galeana
Son muchas las historias por contar. Estas son las más antiguas, pero si te gusta escuchar y relatar leyendas, este viernes 30 de octubre, a partir de las 16:00 horas, acude a la Casa Museo Benita Galeana, ubicada en Zutano No. 11, colonia Segunda del Periodista.
Se cuenta que en esta propiedad vivió la luchadora social Benita Galeana, quien murió hace aproximadamente 14 años y su cuerpo fue cremado y las cenizas fueron enterradas en el árbol que está en la casa.
Cuando se rehabilitó el inmueble, los trabajadores afirmaron que espantaban.
DUDE THE ONE WITH THE BABY IS SCARYY EKKKKKKKK
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