05 junio 2010

EXPEDIENTE NOSFERATU. SEGUNDA PARTE



En el año 1922, se estrenaba una de las grandes obras del expresionismo alemán: 'Nosferatu, una sinfonía del horror'. Un film de terror elaborado por artistas pertenecientes a diferentes logias, que perseguían crear emociones en los espectadores mediante un cine estrictamente intelectual. Y es que, tras la Primera Guerra Mundial, la industria cinematográfica alemana se dedicó a realizar películas que ejercieron una fuerte influencia sobre la sociedad mediante segundas lecturas; alejándose así, del cine espectáculo de Estados Unidos.

Inspirada en la obra 'Drácula' de Bram Stoker, Murnau y su equipo otorgaron grandes dosis de misticismo a su obra a través de contrastes lumínicos y su protagonista, el Conde Orlok (interpretado por el actor Max Schreck). Un personaje de aspecto monstruoso que propagaba la peste allá por donde pasaba y que, en su mayor parte, aparecía siempre acompañado de insalubres ratas...



Murnau quiso realizar una adaptación cinematográfica de la novela Drácula, de Bram Stoker, pero su estudio no logró hacerse con los derechos de la historia. De modo que decidió filmar su propia versión de la novela y el resultado es una película que tiene un gran parecido con la historia original de Stoker. El nombre de "Drácula" se cambió por el de "Nosferatu" y también se cambiaron los nombres de los personajes: el Conde Drácula es aquí el Conde Orlok, por ejemplo. Su papel fue interpretado por Max Schreck (Schreck significa terror en alemán). Harker es Hutter, Mina es Ellen y la Inglaterra victoriana es la ciudad de Viborg, o de Bremen en la versión francesa, así como también en la inglesa. Sin embargo, la viuda de Stoker demandó la película por infracción de derechos de autor y ganó el juicio.

El tribunal ordenó que se destruyeran todas las cintas de Nosferatu, pero un reducido número de copias de la película ya había sido distribuido por todo el mundo y permanecieron escondidas por particulares hasta la muerte de la viuda de Bram Stoker.

Con el paso de los años se hicieron más copias de esas cintas (algunas de muy baja calidad y con cortes importantes). Nosferatu se labró la reputación de ser una de las mejores películas sobre el mito del vampiro y uno de los máximos exponentes del Expresionismo alemán. Rodada en escenarios naturales, una práctica poco habitual ésta que la aleja de los postulados del cine expresionista alemán, abundantes planos de Nosferatu están inspirados en pinturas románticas.

Ahora, la obra Nosferatu de Murnau pertenece al dominio público y existe un gran número de copias en vídeo, generalmente de muy baja calidad ya que provienen de copias hechas a partir de otras copias de las primeras cintas distribuidas para la exhibición internacional. Muchas de ellas presentan diferencias notables de metraje, puesto que en cada país se exhibió una versión diferente de la película. Así pues, la copia francesa no es la misma que la alemana, por dar un ejemplo. No obstante, recientemente se han publicado ediciones restauradas de la película en las que se ha recuperado casi todo el metraje completo de la película original. La reconstrucción más fiel de la película fue presentada en el Festival de Berlín de 1984.

Una etimología alternativa sugiere que el término proviene originalmente de los nosóforos griegos (*νοσοφορος), es decir, de los agentes transmisores de enfermedades. Esta derivación podría tener sentido cuando se observa que en varias naciones de Europa Central los vampiros eran considerados difusores de epidemias. La película de Murnau incide particularmente en el tema de la enfermedad, y su creatividad como director pudo haber sido influenciada por esta etimología. Otra teoría sugiere que la palabra significa “respiración,” un derivado del spirare latino. Una posibilidad final es que la forma que Gerard ofrece sea un término rumano bien conocido pero mal transcrito, o posiblemente un mala interpretación de los sonidos de la palabra debido a la familiaridad limitada de Gerard con la lengua. Dos candidatas a servir de origen a nosferatu son necurat (“sucio”, asociado generalmente con lo oculto) y nesuferit (“insufrible”). La forma determinada masculina nominativa de un sustantivo rumano en la declinación a la cual ambas palabras pertenecen se corresponde con la terminación ” - UL ", así que habría que hablar con propiedad del necuratul y el nesuferitul (traducibles como “el diablo” y “el insufrible”, respectivamente).