Este Niño Dios que ven en la foto, perteneció, según le contó mi abuela a mi mamá, a una amiga suya de nombre María, a quien cariñosamente le decían Mariquita. A esta señora le dedicaron en su juventud aquella famosísima canción de "Adiós Mariquita linda"...
Bueno, según le contaba Mariquita a mi abuela, el niño Dios acostumbraba salirse por las noches a caminar por la Ciudad de México de aquellos años 40s y 50s. ¿A qué? Nunca lo supieron, pero Mariquita tenía que cambiar la ropa y los zapatitos del niño Dios cada día para lavarlos.
Muchas historias existen como esta, donde gante ha visto a los santos ayudando o socorriendo a otras personas, cuando más lo necesitaban y cuando menos se lo esperaban. Como se dice de san Francisco de Asis, que ayudaba a sacar heridos de los vagones del trenazo aquel, de Puente Moreno a principio de los 70s en Saltillo, según el testimonio de los ahí presentes en esas horas aciagas.
Este Niño Dios pertenece a hora a mi tía Gloria Argüelles, que vive en la Ciudad de México. Ella le comentó a mi mamá que en los días del terremoto de septiembre del 85, el niño Dios siempre estaba lleno de tierra...
El audio del relato original y completo lo encuentras aquí: