18 julio 2012

DE LA LEYENDA URBANA A LA SUGESTIÓN: CHARLY CHARLY


Existe entre los adolescentes un juego denominado "Charly" o "El Charly" que consiste en hacer preguntas sobre el futuro de cada uno -o de otras personas-, pidiéndole a un espíritu (Charly) que conteste mediante unas monedas.

Hay tres versiones diferentes del mismo juego. La primera, y la más común, se juega con dos monedas. Se lanzan las monedas y si caen dos águilas o caras, la respuesta es . Si caen don soles o cruces, la respuesta es no. Si caen una y una, la respuesta es tal vez.

La segunda versión es con tres monedas: tres lados iguales puede ser o no,  y dos y una, tal vez. Estadísticamente hablando, esta versión es más "compleja".



La tercera versión es con una moneda. Aquí se elimina la opción de tal vez.

Hay incluso formas más sofisticadas del juego que emplean lápices y colores, que según se muevan a un lado o a otro al apretar con un dedo la punta contra una mesa o el piso. Si se cruzan los lápices es sí y si se abren es no. Si se juega con más personas, se toman los colores que sean, se agarran de la punta y los unen, tocándose orilla con orilla y se mueven solos los colores...


El jueguito tiene su propia leyenda urbana, que con mayor o menor detalle, cuenta la historia de un niño o un adolescente de nombre Carlos (Charly) que jugando con sus amigos se metió a una casa abandonada.

Como leyenda urbana que es, la historia se ubica desde el periodo colonial (ss. XVI-XIX) hasta la actualidad.



Pues bien, Charly muere en circunstancias extrañas, que puede ir desde el simple accidente hasta la muerte por espíritus y demonios infernales, pasando por asesinatos de locos y desequilibrados mentales, todo según la versión a la que uno acceda.

La cosa es que el cadáver de Charly es hallado junto a dos monedas, y es a través de ellas que sus amigos averiguan que Charly se murió en esa casa y de esa forma (según quien la cuente) y entonces cualquiera podrá averiguar cosas desconocidas mediante ese "ritual-juego" de lanzar las monedas.

Pero la cosa no queda ahí. El juego exige que se le pida permiso a Charly para poder jugar y preguntar. Igualmente para salir del juego, Charly debe autorizarlo pues, quien se salga del juego sin que Charly lo deje, morirá víctima de la cruel venganza del mismo Charly. Además, quien juegue, debe terminar de jugar antes de la medianoche. De lo contrario, los espíritus oscuros le acompañaran de por vida.

El juego es, como puede advertirse, una especie de "ouija" de bolsillo. Cualquier persona puede indagar sobre su futuro gracias a ese espíritu que le responderá cuanto quiera mediante el uso de las monedas. Quizá por eso tenga tanto éxito entre los adolescentes.

El problema puede venir, como en la ouija, cuando comienza a generarse una especie de dependencia con el jueguito, al grado de ya no decidir por uno mismo si no se consulta primero al espíritu. O más aún, cuando la sugestión llega a establecerse como dueña y señora de la mente y del ánimo de alguna persona, entonces todo puede suceder.

Claro que siempre queda la pequeña rendija que se pregunta ¿y si fuera verdad?


Con la colaboración de Ana Salas