22 julio 2011

10 LEYENDAS URBANAS. 2a PARTE

7) ORINA DE RATA EN LATAS
El domingo una mujer compró unas latas de refresco y las puso dentro del refrigerador. El lunes la llevaron de emergencia al hospital, donde la ingresaron directamente a cuidados intensivos, pero ese mismo día ella falleció. La autopsia reveló que ella murió de leptospirosis. Averiguando la causa de su muerte comprobaron que ella bebió el refresco de la lata sin usar un vaso y la lata estaba infectada por la orina seca de rata por lo tanto contrajo la grave enfermedad de la leptospirosis.
La orina de rata contiene sustancias mortales y tóxicas no conocidas por muchísimas personas. Es recomendable lavar la parte superior de las latas antes de abrirlas y consumirlas. Resulta que las latas siempre están almacenadas en depósitos y expuestas a estos roedores, para luego ser transportadas sin un adecuado protector. Un estudio reciente muestra que las partes superiores de las latas están más contaminadas que un baño público, llenas de bacterias y gérmenes.
6) SEMÁFOROS, CLAXON, DINERO Y MUERTE
En uno de los cruceros de las avenidas importantes de la ciudad, una señora espera, detrás de una camioneta, el cambio de luz del semáforo para avanzar. Cuando el semáforo encendió la luz verde, la camioneta no avanzó y la señora aguardó que se moviera. Entonces, el hombre que viajaba de acompañante en la camioneta se bajó, se dirigió a la señora y le entregó una fuerte suma de dinero como pago de una apuesta.
“Mi compañero y yo apostamos que al cambiar el semáforo inmediatamente iban a tocarnos el claxon. Si lo tocaban, él mataría a quien lo hiciera. Si no, yo le entregaría esta dinero”. El hombre le dejó el dinero, volvió a su auto y se fueron.
5) MUERTOS Y ALGO MÁS
Un joven y una hermosa mujer que se habían conocido en un baile, bailaron y bebieron hasta que ella le pidió que la llevara a su casa, hacia frío y él le prestó su chamarra y la dejó en la puerta de su casa.
Días más tarde, el joven fue a recoger su chamarra y al llegar lo recibe el padre de la muchacha, quien le dice que ahí no vive ninguna mujer joven, lo pasa a su sala y en un retrato reconoce a la chica con la que había convivido. El padre consternado le dice que es su hija quien falleció varios años atrás. Y para convencerlo, lleva al muchacho hasta el panteón, donde encuentran sobre una tumba, la chamarra que el joven le prestó a la chica.