25 julio 2011

EL MITO JACOBEO

Hay varios Santiagos en el Nuevo Testamento, por ello es preciso identificar bien a nuestro Santiago al que se le añade el apelativo: "Santiago, el Hijo de Zebedeo o el Mayor". Era el hermano mayor de Juan, el Apóstol, y originarios de Betsaida habitaban en la cercana Cafarnaúm, trabajando en el negocio familiar de pesca en las riberas del Lago de Genesaret; pertenecían, pues, a una familia de modestos propietarios con su padre Zebedeo. El mismo Jesús apodó a Santiago y a Juan con el sobrenombre de "hijos del trueno" seguramente por su arrojo y decisión. Santiago aparece como una persona apasionada, capaz de ponerlo todo en juego; como una persona que arrasa por su empuje y que no se para en echar cálculos y medir consecuencias. Una vez muerto Jesús, Santiago forma parte del grupo inicial de la Iglesia Primitiva de Jerusalén. Herodes Antipas lo escoge, igual que a Pedro, como figuras representativas para dar un escarmiento a la comunidad cristiana y contentar a los judíos. Murió entre los años 41 y 44 en Palestina, decapitado, por orden de Herodes Agripa, cuando intensificó la persecución de las primeras comunidades cristianas para ganarse el favor de Roma.


Yago fue la forma que tenía en la Edad Media el nombre bíblico "Jacob", ilustre porque lo llevó el patriarca que arrebató la primogenitura a su hermano Esaú, y que a partir de sus doce hijos fundó el pueblo de Israel organizado en las doce tribus; pero mucho más ilustre entre nosotros porque éste es el nombre del apóstol al que llamamos Santiago (Sant + Yago) el Mayor, que según la tradición fue a predicar el Evangelio a España. El nombre hebreo del que procede Yago es Yakob y suele interpretarse como "el que anda a la sombra de Dios". En español tenemos también la forma "Jaime", evolucionada a partir de la forma latina Jacobus, que en francés dio Jacques y en italiano Giáccomo.
A partir de estas transformaciones es más fácil adivinar la transformación de Jacobus en Jaime. La universalidad de este nombre es extraordinaria. A ello contribuyeron en especial las peregrinaciones al sepulcro del Apóstol en Santiago de Compostela, desde todos los rincones de la cristiandad. Santiago fue, con Roma y Jerusalén, uno de los tres grandes lugares de peregrinación de la cristiandad. Tal era la multitud de peregrinos que en los tres siglos de esplendor pululaban por los caminos que llevaban a Santiago, que los devotos empezaron a llamar a la ruta luminosa de la Vía Láctea , Camino de Santiago, por la semejanza entre las innumerables estrellas de ésta con las riadas de peregrinos al sepulcro del Apóstol.
Las leyendas jacobeas recogen dos versiones acerca de la presencia del Apóstol Mártir en la península: La primera dice que, a la muerte de Jesús, los apóstoles se repartieron los lugares en que debían predicar, correspondiéndole a Santiago Hispania y las regiones más occidentales del imperio romano.
El Apóstol habría recorrido Asturias, Galicia, Castilla y Aragón predicando la palabra de Dios con escaso éxito. Relata además que durante esta misión se le apareció la Virgen junto al Ebro, sobre una columna, y allí se le ordenó construir una iglesia. La segunda versión sostiene que tras el martirio, su cuerpo fue llevado en barco por sus discípulos desde Jerusalén hasta Iria Flavia, en el Finisterrae. Aquí la historia y la leyenda se funden. Una vez decapitado en Palestina, su cuerpo fue arrojado fuera de la ciudad como pasto de perros y fieras, pero sus discípulos al caer la noche, lo recogieron y lo llevaron al puerto de Jope, donde providencialmente apareció una embarcación aparejada y sin tripulación. Al séptimo día de navegación arribaron a la desembocadura del río Ulla, en Galicia. Tras diversos incidentes con la mítica «Raiña Lupa», lograron permiso para enterrar a Santiago. Al depositar el cuerpo del maestro sobre una gruesa roca, ésta cedió como si fuera de cera hasta convertirse en el sarcófago del santo.

El hallazgo del sepulcro del Apóstol tiene lugar en el siglo IX, en una fecha indeterminada alrededor del año 820. En una península ibérica dominada por el emirato omeya de Córdoba, los pequeños núcleos de poder cristianos se concentran en el norte. Uno de los más fuertes era el Reino de Asturias y Galicia. Es en este contexto histórico cuando tiene lugar el hallazgo del sepulcro de Santiago. Según la leyenda, un ermitaño, que vivía en el lugar de Solovio, en el bosque Libredón, contempló durante varias noches una lluvia de estrellas sobre un montículo. Impresionado por las visiones, el ermitaño se presentó ante el obispo Teodomiro de Iria Flavia, para comunicarle el hallazgo. El prelado se dirigió a Libredón y constató el fenómeno. Bajo el fuerte resplandor encontraron un sepulcro de piedra en el que reposaban tres cuerpos. Los identificaron como el de Santiago el Mayor y dos de sus discípulos. Teodomiro hizo llegar la noticia al rey Alfonso II que, consciente de la importancia religiosa y política del descubrimiento, acudió lo más rápido que pudo desde Oviedo para visitar el lugar y prometer la construcción de una catedral. Aquél fue el origen de Compostela.
El rey Alfonso II manda edificar sobre el sepulcro una sencilla iglesia y comienzan a llegar visitantes a la tumba del Apóstol. En el año 844, otro fenómeno sobrenatural daría el definitivo espaldarazo a la figura de Santiago como encarnación de la Reconquista. El 23 de mayo en Clavijo, cerca de Logroño, el rey Ramiro I de Asturias se enfrenta a las tropas musulmanas de Abderramán II en clara desventaja numérica. En pleno fragor de la batalla el apóstol Santiago aparece espada en mano a lomos de su famoso caballo blanco repartiendo tajos entre los infieles. Los cristianos vencen contra pronóstico y el mito jacobeo traspasa definitivamente los Pirineos. Nace así el apelativo de Santiago Mata moros. A partir de ahí se desarrolla el culto que motiva la peregrinación. El Camino de Santiago, fue, junto a una vía de manifestación religiosa, una ruta de comercio internacional, que además puso en contacto dos ámbitos económicos diferentes: El Hispano-musulmán y el cristiano-feudal. Supuso la entrada de corrientes nuevas de pensamiento y manifestaciones artísticas, pero también la difusión más allá de los Pirineos de elementos ibéricos. La peregrinación a Santiago podía ser voluntaria, pero también obligatoria, impuesta como penitencia, desde un punto de vista religioso, o penal, desde el punto de vista civil.
El peregrino era de toda condición social, incluyendo desde reyes y obispos a gente del pueblo llano. El fortalecimiento de la ruta se produce a partir del año 1000; este hecho se sitúa en un marco general de expansión en Europa. Es en los siglos XI y XII cuando las peregrinaciones se convierten en un alud de personas procedentes de todos los puntos. En 1122 se establece el Año Santo Compostelano. El auge del Camino se va a basar en 2 pilares: Por un lado la amplia red de hospitales que se fundan a lo largo de él y por otro, la protección jurídica de que goza el peregrino por lo que se toman una serie de medidas entre ellas la exención de portazgos. En los siglos de auge, la ciudad compostelana vive momentos de pujanza, se convierte en sede metropolitana, en detrimento de Mérida, y se construye la catedral que será consagrada en 1211. En los siglos XI y XII los peregrinos ilustres son abundantes; Guillermo X Duque de Aquitania, Luis VII de Francia, San Francisco de Asís, y muchos otros.
El Camino va a ejercer una gran importancia económica, el movimiento de gentes alentará a artesanos y mercaderes, en su mayor parte extranjeros, a asentarse en distintos lugares del camino, de manera que van naciendo los burgos. Los reyes les concederán fueros para favorecer su desarrollo. En las ciudades que ya existían se van a formar barrios de francos que dinamizan y darán un carácter más urbano a la ciudad. En éstas va a nacer una nueva clase social: La Burguesía y con ella nuevos problemas sociales, plasmados en los enfrentamientos contra los señores feudales. La orden de Cluny va a jugar un papel esencial en la peregrinación, ya que a lo largo de la ruta crea monasterios y hospitales. También los reyes favorecerán al peregrino, destacando entre ellos Alfonso VI. En los siglos XIV y XV se experimenta un retroceso en las peregrinaciones. Por un lado la catástrofe del XIV, peste negra y frecuentes guerras, por otro el cisma se produce en la cristiandad en 1378 y también la recesión económica que se localiza en la ruta jacobea. En el XVI la aparición del protestantismo supone un duro golpe, viviendo la ruta sus horas más bajas. En el XVII y XVIII parece existir una cierta recuperación del Camino, éste se plasma en el desarrollo del arte barroco en la capital compostelana. En el XIX la crisis llega al punto de que el 25 de julio de 1867 apenas había 40 peregrinos en Santiago. El descubrimiento de los restos del Apóstol en 1879, escondidos cuando Francis Drake atacó La Coruña, dio nuevos bríos a la peregrinación. En 1884 el papa León XIII declaró como auténticos los restos descubiertos. En la actualidad el Camino vive una época de auge. El Consejo de Europa declaró el Camino de Santiago como Itinerario Cultural Europeo, en 1987, señalando el valor trascendental de la peregrinación en la formación de una civilización común a todos los pueblos europeos. El renacimiento de la peregrinación coincide con la formación de una nueva Europa.
Otra historia del Camino
El Camino es el fin, y la tierra, polvorienta y de asfalto, es el medio de transitar por él. El Finis Terrae romano y anteriormente celta es el destino de miles de personas durante estos años de comienzo del milenio. Parece ser que antes de la aparición del cuerpo del apóstol Santiago ya se iba a Finis Terrae, y allí miles de hombres sintieron aquel "religioso horror" al ver apagarse el sol en las aguas del océano. El resurgimiento peregrinal, sobre todo desde el Año Jacobeo -1993- es un hecho que los estudiosos sociales tendrán que analizar. La mezcla de reto deportivo con religiosidad, con búsqueda de lo auténtico y de uno mismo, todo ello escoltado por estilos románicos y góticos, entre caballeros templarios y monjes benedictinos, entre hayas y trigos, entre castaños y carvallos, entre leyendas y milagros hacen del Camino de Santiago una experiencia singular. El marketing de las diferentes Comunidades Autónomas ha hecho el resto. Para muchos el recorrido del Camino de Santiago se convierte en peregrinaje cuando se encuentran con las raíces religiosas e históricas de Europa, cuando renuevan un camino de transformación interior, y cuando caminan al ritmo de otros siglos. Desde el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en Compostela, en el siglo IX, el Camino de Santiago se convirtió en la más importante ruta de peregrinación de la Europa medieval. El paso de los innumerables peregrinos que, movidos por su fe, se dirigían a Compostela desde todos los países europeos, sirvió como punto de partida de todo un desarrollo artístico, social y económico que dejó sus huellas a todo lo largo del Camino de Santiago.

En el siglo X la peregrinación a Compostela es un hecho consolidado en la cristiandad. Es la época del camino de la costa, más seguro que los del interior, expuestos a las correrías árabes. Será a partir del año 1000 cuando se popularizan las peregrinaciones a Santiago, como antes lo hicieran los romeros con Roma o los palmeros con Jerusalén. Los monarcas comprendieron que mantener el Camino libre y expedito era asegurarse una vía de vital importancia económica, comercial y militar para controlar su territorio. Dos son lo reyes que más apoyarán la ruta jacobea: el navarro Sancho III el Mayor y el castellano Alfonso VI. El Camino se dota de una serie de infraestructuras (calzadas y puentes) y de lugares asistenciales para el peregrino. Fundamentales en este campo han sido las ordenes religiosas hospitalarias, entre las que destaca la de Cluny. La primera eclosión en las peregrinaciones a Santiago se produce en los siglos XI y XII, coincidiendo con el esplendor del arte románico. En 1122 el Papa Calixto II proclama Año Santo Jacobeo aquel en el que el 25 de julio coincida en domingo. Multitudes de gentes comienzan a llegar de todas partes de Europa dando un toque cosmopolita a las ciudades por las que pasa el camino. El Camino Francés es el más utilizado y por Roncesvalles se constatan miles y miles de peregrinos en estos años, más tarde con la conquista de Zaragoza se habilitaría el ramal de Somport a Puente La Reina.
Las antiguas calzadas romanas de Burdeos a Astorga pasando por Vitoria y Briviesca y de Astorga a Iria Flavia sirven de base a la ruta jacobea y surgen gran cantidad de burgos y ciudades que acogen una nueva clase urbana de artesanos y comerciantes, la mayoría francos. A partir del siglo XIV el Camino entra en declive, la peste negra ha diezmado la población europea, la cristiandad comienza a dividirse (los protestantes consideraban las peregrinaciones como actos populacheros), el mundo comienza a ensancharse y los monarcas dedican sus esfuerzos a conquistar nuevos mundos. En los siglos XVII y XVIII se mejoran las comunicaciones y el Camino recobra parte del prestigio y recibe peregrinos ilustres, sin embargo en el XIX los librepensadores, los descubrimientos científicos, la revolución industrial y el desarrollo urbano no se llevan bien con un modo de vida con reminiscencias medievales. Fue tan aguda la crisis que en 1884 el papa León XIII tuvo que declarar verdaderos los restos del Apóstol reaparecidos en unas excavaciones (se habían escondido en el siglo XVI ante las amenazas de las incursiones inglesas comandadas por el pirata Francis Drake). Hoy en día la peregrinación a Santiago parece recobrar el esplendor de antaño, en 1985 la UNESCO declara la ruta jacobea como Patrimonio Universal de la Humanidad.
Santiago de Compostela es la madre de la multitud de ciudades que llevan este nombre. Esta ciudad se fundó sobre el sepulcro del Apóstol. Campus Stellae (campo de la estrella) llamaron al lugar en que fue descubierto. Hay que partir del importantísimo hecho cultural de que los pueblos, las ciudades, los monasterios, se tenían que edificar sobre las reliquias lo más importantes posible (Rómulo edificó las murallas de Roma sobre el cadáver de su hermano Remo) para entender que se trasladasen restos funerarios desde tan lejos (Santiago murió en Jerusalén) y que luego estos grandes sepulcros moviesen a millones de peregrinos. Sobre el sepulcro de Santiago, pues, se edificó la imponente basílica, y en torno a ella creció toda la bellísima y rica ciudad. Y siguiendo su onda expansiva se fundaron Santiago de Cuba, Santiago de Chile, y centenares de ciudades y lugares de la geografía española e hispanoamericana con este nombre, como las villas de Santiago del Saltillo y Santiago de la Monclova, en la actual Coahuila.
A Santiago se le representa siempre barbado, con el cabello cayéndole sobre los hombros, y de mediana edad. Puede aparecer en tres formas distintas, como apóstol, como peregrino y como caballero, aunque es frecuente que motivos iconográficos de dos de estas situaciones se superpongan en una representación:
1) Como apóstol viste túnica, lleva los pies descalzos y en las manos el libro del Nuevo Testamento y la cruz de doble travesaño, porque fue, según la leyenda, el primer arzobispo de España. También lleva espada por su martirio, y puede aparecer entre dos árboles. Ésta es la representación más antigua del santo, aunque sólo con estos atributos no le hemos encontrado en la pintura gótica castellana. El apóstol: se trata de las advocaciones más antiguas, donde aparece vestido con una larga túnica y sosteniendo el Nuevo Testamento en al mano derecha. Esta iconografía la podemos ver en la Catedral de Saint-Sernin de Toulouse y en el pórtico de la Catedral de Santiago de Compostela;

2) Como peregrino puede ir calzado o descalzo, con túnica y manto, que a veces es un capote de fuerte estameña parda como los que llevaban los peregrinos en la Edad Media, y no muy largo para permitirles andar con facilidad. Lleva bordón que se remata en su parte superior por una especie de pomo, y que acaba en punta en la parte baja; sombrero, calabaza, escarcela o esportilla y concha. A veces se le ve llevando algunos peregrinos bajo su manto o con ellos arrodillados ante él, dándonos la imagen de "Santiago protector de peregrinos", pero esta iconografía, que no es habitual en la pintura que nos ocupa, sí lo será en los azabaches. La representación de Santiago peregrino, que hace sus primeras apariciones en esculturas del siglo XII, se generaliza desde fines del siglo XIII y se difunde ampliamente a partir del XIV. El peregrino, como iconografía, es consecuencia de las peregrinaciones a Compostela a partir del siglo XII;


3) Como caballero-guerrero aparece montado en un caballo blanco atacando a los moros, vestido de guerrero o caballero medieval cubierto con manto. Esta iconografía se extiende al amparo de la Cruzada de la Reconquista y es difundida por la Orden de Santiago. Aunque aparece ya en un relive del siglo XII en la catedral de Santiago, no se adoptará de forma general hasta bastante más tarde, y es casi exclusivamente española. Se hace muy frecuente en el siglo XVI, se mantiene durante el barroco, y acaba decayendo en el XIX. El caballero surge después de la batalla de Clavijo, que es la batalla que se libró en el monte Laturce, Logroño, en el año 844, entre las tropas de Ramiro I de Asturias y las de Abderrahmán, emir de Córdoba, en la que salió vencedora la compañía de rey asturiano y que según la tradición, con ayuda del Apóstol Santiago que aparece montado en un caballo blanco y con una bandera blanca en la mano: Santiago “Matamoros”.

La concha de vieira

En su origen la concha fue símbolo de la catedral de Santiago. Se desconoce el motivo de su elección, aunque hay quien lo explica comparando su forma con el sol poniente hacia el que se dirigía la ruta. Hay también quien considera que la concha fue en su origen una marca de cantería que simbolizaba el saber o conocimiento llegado desde más allá del mar. Por último, una explicación más relacionada con el contenido esotérico oculto en el Camino identificaría la forma de la concha con la pata de la oca que señalaba en la ruta los puntos de especial sacralidad

Encontrar el simbolismo de la Concha de Santiago o vieira no ha sido fácil, ni concluyente, ya que existe una gran variedad de opiniones sobre el origen de la integración de la concha de vieira como símbolo del peregrinaje a Santiago.
Lo que sí es seguro es que la concha de viera pasó a llamarse “Concha de Santiago” porque cuando los peregrinos llegaban a Santiago de Compostela, se les entregaba un pergamino que los confirmaba como peregrinos y se les colocaba sobre su sombrero y capa la concha de vieira, que es de suponer que “entre otras cosas”, demostraba su estancia en Santiago, de modo que de regreso a sus pueblos de origen no quedaba duda de su “logro y méritos personales”.
De hecho, existía un importante mercado en la ciudad de Santiago entorno a la comercialización de las conchas de vieira, cuya venta fuera de esta ciudad estaba escrupulosamente prohibida bajo amenaza de excomunión de la Iglesia Católica. En los distintos establecimientos de la ciudad se vendían no sólo conchas auténticas traídas desde las playas de Galicia, sino toda una variante de pequeñas conchas peregrinas en distintos materiales que se vendían a modo de souvenirs, amuleto y recuerdo para los familiares y amigos de los peregrinos y visitantes de la ciudad.
Así fue como la concha de vieira se convirtió en “concha peregrina”, al significar la culminación del peregrinaje a Santiago, por ser entregada a los romeros que llegaban a la ciudad.
Desde un punto de vista religioso, las conchas, acomodadas a manera de dedos, se dice que significan las obras buenas, en las cuales el que dignamente las lleva debe perseverar, por tanto, como el peregrino lleva la concha, así cualquier humano mientras esté en el camino de la vida presente debe llevar el yugo del Señor, esto es: debe someterse a sus mandamientos.
Para otros, la Concha de Santiago es una estilización de la pata palmeada de una oca, símbolo para muchas tradiciones antiguas de reconocimiento iniciático, y por ese motivo estaría relacionado con el peregrinaje a Compostela.
Finalmente existe otra posible versión de su significado que a mí me parece la más adecuada; sería que la concha de vieira, como símbolo de Venus significa el renacer de una persona, su resurección; es decir, la “muerte” o superación del “ego” (egoismo y egocentrismo) para dar paso al “auténtico yo” (sencillo y humilde); que al fin y al cabo es la lección que se debería aprender realizando el peregrinaje a Santiago, y también la gran lección de la peregrinación del ser humano por esta vida.
Existe una leyenda que intenta dar una explicación a la elección de la vieira como símbolo jabobeo:
Se cuenta que sucedió en las inmediaciones del lugar donde se varó la barca que transportaba los restos del apóstol Santiago desde Palestina.
Al parecer, tras la celebración de una boda, iba la comitiva acompañando a los novios siguiendo la tradición que mandaba regresar caminando desde el templo hasta el hogar de la novia, donde se celebraría el banquete. El recorrido discurría por la playa, que presentaba un gran oleaje. En un momento determinado la comitiva distinguió en el horizonte una barca a la deriva que se acercaba a la playa corriendo serios riesgos de naufragar. Ante esta visión el novio, que cabalgaba junto a su recién estrenada esposa, se decidió a acudir en ayuda de los apurados navegantes y se internó en las aguas sin desmontar de su caballo. Una gigantesca ola lo arrastró hacia las profundidades y, viéndose perdido, invocó a los cielos ayuda.

Inmediatamente sintió una extraña fuerza que lo arrastraba hacia la orilla. Caballo y jinete pisaron tierra firme justo en el momento en que la barca que transportaba los restos del Apóstol alcanzaba la orilla. Al salir de las aguas, toda la comitiva pudo observar que, tanto jinete como cabalgadura, estaban completamente cubiertos de conchas de vieira.
Todos los presentes consideraron la salvación como un milagro debido a la intercesión del cuerpo que se transportaba en la barca y quedaron así indisolublemente unidos para siempre la imagen de Santiago con la concha de vieira.
Esta leyenda intentaría, por tanto, explicar la elección de la vieira como símbolo de la peregrinación a Santiago, realizada por el mismísimo Apóstol.
La leyenda: “El milagro del Cavallero de las Vieiras”, constituye el primer milagro del Apóstol Santiago, y que los hechos en ella descritos tuvieron lugar en la playa de la población de Bouzas.
Para justificar que el milagro se produjo en “su tierra”, la Cofradía aporta diferentes fuentes. Una ha merecido mi especial atención porque además de citar el nombre de Bouzas, aporta una “versión” de la leyenda que yo proporciono en el primer post sobre este tema y que merece la pena ser difundida.
Aparece en “Historia del Apostol de Iesus Chisto Santiago Zebedeo Patrón y Capitan General de las Españas”, de D. Mauro Castellá y Ferrer, un libro antiguo reeditado por la Xunta de Galicia, y que hace mención al milagro del Cavallero en la página 124 y siguientes, donde se lee:
“MILAGRO QUE OBRO DIOS POR EL APOSTOL SANTIAGO EN EL MAR OCCIDENTAL DE ESPAÑA, ANTES DE LLEGAR SU SANTISIMO CUERPO A IRIA FLAVIA”.
“…….. Cando chegaron dereitos de Portugal, e xa por la costa de Galicia, à un lugar que chaman Bouzas había unha grande festa…” Sigue haciendo mención de que muchos de los hombres a caballo hacían manifestación de su hombría jugando con lanzas (bafordo), “Entre estes que bafordaban, bafordaba o noivo no seu corcel ía bafordando, o cabalo dun súpeto pulo meteuse no mar e mergullóu. E só víase como un ronsel de escamas que aboiban por riba das onda do mar e ía cara a nave ú andaba o Corpo de Sant-Iago. En cabo saíu o cabalo co seu cabaleiro a tona do mar alí mesmo á carón da nave: E todos desde terra poderon albiscar aquel mirage. E o cabaleiro catouse, e víu o cabalo e a sela e o pectoral e as estribeiras e os panos todos cheos de vieiras……………”
“……rogasen a Dios les declarase el enigma de aquellas veneras, de que fe hallaua adornado: Ellos lo hizieron y les respondió una voz, que aquellas veneras era inssignias de que andarian adornados los devotos y Peregrinos de Satiago por suyos, y que por ellas como suyas seria conocidos y gratificados de Dios en esta vida y en la otra por el servicio que avian hecho al Apostol.
E despois, todo pelengrino que había d´ire no andante a Compostela en procura de Sant-Iago levaba por sinal as cumchas de vieira no chapeu e na escravina de saial”.

Tomado de:
Otros son también los símbolos tradicionalmente asociados a las peregrinaciones jacobeas. Representativos a este respecto son los bordones y las calabazas que tradicionalmente prestaron sus servicios como cantimploras. Más recientemente se han popularizado los emblemas propios de órdenes militares y hospitalarias medievales como la "tau" de los antonianos, la cruz de los templarios o la cruz de Santiago.
Igualmente la versión más moderna de la concha de vieira, el símbolo más universalmente identificado con la ruta jacobea, es el diseño de los españoles Macua y García Ramos que representa una esquemática concha de vieira amarilla sobre el fondo azul (colores de la Unión Europea) que aparece en paneles informativos, carreteras, autovías, puntos de información, etc.




Otro símbolo popular del Camino es la famosa flecha amarilla con la que se indica el itinerario real, el que atraviesa pueblos, descampados, bosques y ríos. Esta flecha de color amarillo fue una iniciativa de uno de los personajes clave en el resurgimiento de las peregrinaciones jacobeas. Nos referimos al difunto padre Elías Valiña, experto peregrino y párroco de O Cebreiro, que comenzó a señalizar la ruta con este símbolo luego extendido por todo el recorrido.
Puedes escuchar el podcast sobre la catedral de Santiago, en Saltillo Coahuila, aquí:

24 julio 2011

10 LEYENDAS URBANAS. 3a PARTE

4) BURGER BOY Y KENTUCKY FRIED CHICKEN
En los ahora lejanos años 80s existía una franquicia de hamburguesas llamada Burger Boy, y sus hamburguesas se llamaban “brontodobles” y “dinotriples”. A fines de los 80s empezó a circular la historia que a un cliente se le había atorado entre los dientes un trocito de hueso que venía en la carne. Cuando el dentista le quitó el trocito de hueso de entre los dientes, resultó que le huesito era en realidad un diente de ratón, y esto había provocado la intervención de las autoridades, que clausuraron la franquicia porque las hamburguesas eran de carne de rata.
En la misma tónica, dicen algunas leyendas urbanas que lo que te dan en el KFC son en realidad pollos modificados genéticamente y que no tienen cabeza. Quimeras creadas en el laboratorio que son simplemente trozos de carne vivientes que hay que engordar. Y por este motivo la marca de esta cadena de restaurantes ya no es es pues obligaron a cambiar el nombre porque lo que se sirve no es realmente pollo, sino algo parecido. Concretamente, se trata de pollo modificado genéticamente.

3) JERINGAS EN EL CINE
Esta es una de las favoritas de los correos electrónicos en cadena: “Por favor revisen su silla cuando van al cine. Un incidente ocurrió cuando una amiga de un trabajador, fue al cine y se sentó en una silla, ella sintió que algo la estaba pinchando. Se levantó para ver que había sido y vio una aguja con una nota adjunta que decía: "Bienvenida al mundo real, ya eres VIH positivo". Efectivamente, al ir al doctor le hicieron un análisis a la aguja y resulto VIH positivo.
Para que el virus se refleje en un examen de sangre puede ser necesario que pasen hasta seis meses después de ser infectado. La mayoría de nosotros nos sentamos sin mirar el asiento. Por favor revise su asiento. La forma más segura de hacerlo no es palpando con su mano para ver si siente la aguja, al menos mueva el asiento varias veces para ver si hay algo”.

2) EL DIABLO EN EL BAILE
Una noche llegó al baile en el Fiesta Rodeo un hombre muy bien parecido. Todas las mujeres pensaban que estaba bien guapo y querían bailar con él. El galán fue y escogió a una muchacha y estuvieron bailando mucho rato. Luego él montó el toro mecánico, y en una de las vueltas, una bota se le salió y pudieron ver que tenía una pata de cabra en lugar del pie. Era el diablo.
El hombre desapareció riendo macabramente. La chica con la que bailó tuvo que ser llevada al hospital porque tenía las manos del diablo marcadas, como quemaduras en su cuerpo donde la había sujetado al bailar.



1) EL CLOROFORMADO
Un estudiante de licenciatura que vive en el internado de la universidad. En una ocasión va a visitar al médico pues ha ido desarrollando, paulatinamente, un dolor que sube desde su coxis hasta la espalda baja.

El médico le explica que el dolor se debe a las relaciones sexuales anales que mantiene. El joven vuelve al internado y aguarda despierto la llegada de su compañero. este, creyéndolo dormido, intenta dejarlo fuera poniéndole un trapo con cloroformo en la nariz y boca.

Alertado el joven, se levanta y manda al hospital a su violador al golpeearlo con un bate de beisbol.

22 julio 2011

10 LEYENDAS URBANAS. 2a PARTE

7) ORINA DE RATA EN LATAS
El domingo una mujer compró unas latas de refresco y las puso dentro del refrigerador. El lunes la llevaron de emergencia al hospital, donde la ingresaron directamente a cuidados intensivos, pero ese mismo día ella falleció. La autopsia reveló que ella murió de leptospirosis. Averiguando la causa de su muerte comprobaron que ella bebió el refresco de la lata sin usar un vaso y la lata estaba infectada por la orina seca de rata por lo tanto contrajo la grave enfermedad de la leptospirosis.
La orina de rata contiene sustancias mortales y tóxicas no conocidas por muchísimas personas. Es recomendable lavar la parte superior de las latas antes de abrirlas y consumirlas. Resulta que las latas siempre están almacenadas en depósitos y expuestas a estos roedores, para luego ser transportadas sin un adecuado protector. Un estudio reciente muestra que las partes superiores de las latas están más contaminadas que un baño público, llenas de bacterias y gérmenes.
6) SEMÁFOROS, CLAXON, DINERO Y MUERTE
En uno de los cruceros de las avenidas importantes de la ciudad, una señora espera, detrás de una camioneta, el cambio de luz del semáforo para avanzar. Cuando el semáforo encendió la luz verde, la camioneta no avanzó y la señora aguardó que se moviera. Entonces, el hombre que viajaba de acompañante en la camioneta se bajó, se dirigió a la señora y le entregó una fuerte suma de dinero como pago de una apuesta.
“Mi compañero y yo apostamos que al cambiar el semáforo inmediatamente iban a tocarnos el claxon. Si lo tocaban, él mataría a quien lo hiciera. Si no, yo le entregaría esta dinero”. El hombre le dejó el dinero, volvió a su auto y se fueron.
5) MUERTOS Y ALGO MÁS
Un joven y una hermosa mujer que se habían conocido en un baile, bailaron y bebieron hasta que ella le pidió que la llevara a su casa, hacia frío y él le prestó su chamarra y la dejó en la puerta de su casa.
Días más tarde, el joven fue a recoger su chamarra y al llegar lo recibe el padre de la muchacha, quien le dice que ahí no vive ninguna mujer joven, lo pasa a su sala y en un retrato reconoce a la chica con la que había convivido. El padre consternado le dice que es su hija quien falleció varios años atrás. Y para convencerlo, lleva al muchacho hasta el panteón, donde encuentran sobre una tumba, la chamarra que el joven le prestó a la chica.

20 julio 2011

TRES MISTERIOS Y UNA FLAUTA

I. MÚSICA PALEOLÍTICA
Desde hace más de un siglo, y especialmente en las últimas décadas, los arqueólogos se han lanzado a una ávida carrera por hallar las evidencias más antiguas de esa delicadeza que se presupone a quienes fueron capaces de hacer arte en la prehistoria. Una vez más, las cuevas alemanas de Hohle Fels, que constituyen una mina arqueológica sin parangón de la cultura auriñaciense, del paleolítico Superior, han aportado nuevas evidencias de que la música era ya una práctica común hace 35.000 años, poco después de que los humanos modernos procedentes de África colonizaran Europa.



Tras unas fructíferas excavaciones llevadas a cabo en 2008 en las cuevas del suroeste de Alemania, Nicholas J. Conard, de la Universidad de Tubinga, se está enfrentando a la detallada descripción e identificación de grandes tesoros artísticos del Auriñaciense.
En la revista británica Nature se publicaron los hallazgos de varias flautas en las mismas cuevas que se suman a la cada vez más amplia colección de instrumentos musicales, estatuillas y herramientas que han dado estos yacimientos. Las flautas aparecidas en esta región alemana son, de hecho, las evidencias convincentes más antiguas, anteriores a hace 30.000 años, de prácticas musicales humanas.
La cantidad de fragmentos y pequeñas piezas de instrumentos encontradas en la zona junto con restos de animales y herramientas dan cuenta de lo extendida que estaba la práctica musical en el Auriñaciense y de que la música cumplía funciones sociales diversas.
Al tratarse de una tradición ya arraigada hace 35.000 años, los arqueólogos concluyen que la música, como parte de otras expresiones artísticas y simbólicas de la época, contribuyó al mantenimiento de redes sociales más grandes y por lo tanto a la expansión territorial y demográfica de los humanos modernos en relación con las poblaciones de Neandertales, culturalmente más conservadores y demográficamente más aisladas.
Las flautas son una reliquia típica de ese periodo, pero lo que distingue al reciente descubrimiento de los anteriores es que una de ellas, hecha con el radio de un buitre leonado, ha sido reconstruida casi al completo a partir de 12 fragmentos. Es, hasta ahora, la reconstrucción más completa de las flautas halladas en estas cuevas, cuyas piezas suelen estar sueltas y sin conexión con otras.
La flauta reconstruida mide 21,8 centímetros de largo y unos 8 milímetros de diámetro. En ella se identifican cinco orificios para colocar los dedos sobre ellos, así como dos hendiduras en forma de “V” en el extremo superior del tubo, por donde los músicos probablemente soplaban. La otra punta de la flauta, el extremo inferior, permanece rota por la mitad del quinto agujero.
A falta de una réplica con la que estudiar mejor sus cualidades musicales, los investigadores han comparado esta flauta con otra hallada anteriormente en Geissenklösterle, ésta de tres orificios, que produce cuatro notas, más otras tres adicionales según cómo se sople. Dado que la flauta de tres agujeros produce un rango de notas comparable a muchos tipos de flauta modernos, se cree que la de Hohle Fels ofrece un rango de notas y posibilidades musicales comparables o incluso mayores.
Las flautas pertenecen a un yacimiento arqueológico muy estudiado de los albores del Paleolítico Superior, y los controles de termoluminiscencia y otros métodos indican que son anteriores a hace 35.000 años. Por su parte, la estratigrafía sugiere que podrían tener, incluso, 40.000 años de edad. Una edad nada desdeñable para la música humana.



II. LA ENGAÑADORA MÚSICA DE LAS SIRENAS HELÉNICAS
Según la leyenda, las sirenas habían sido compañeras de Perséfone antes de ser raptadas por Hades, como no consiguieron salvarla, la diosa las transformó como castigo en estas extrañas criaturas. El canto de las sirenas anunciaban de forma engañosa los placeres del mundo subterráneo, pero también, tenían poderes proféticos.
Las sirenas vivían en la isla de Artemisa, en donde yacían los huesos de los marineros que habían sido atraídos por sus deliciosos cantos. Jasón y los Argonautas antes que Odiseo habían sobrevivido al canto de las sirenas, pero porque Orfeo, el bardo, ahogó el canto con su lira. De igual manera, Odiseo, hombre de gran imaginación, cuando se iban acercando a la isla temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no lo desataran.
Al escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse pero sus compañeros no se lo permitieron. Cuenta la leyenda, que las sirenas devastadas por su fracaso, se lanzaron al mar y murieron ahogadas.
Las sirenas de la mitología homérica eran tres hermanas, hijas del río Aqueloo y la musa Calíope: Lidia tocaba la flauta, Parténope, la lira y Leucosia leía y cantaba versos.

III. EL FLAUTISTA DE HAMELIN
El flautista de Hamelín es leyenda documentada por los hermanos Grimm, que cuenta la historia de una misteriosa desgracia acaecida en la ciudad de Hameln en Alemania, el 26 de junio de 1284.
En el año 1284 el pueblo de Hamelin estaba infestado de roedores y apareció allí un hombre extraño con ropas muy coloridas quien por una suma de dinero acordada libera al pueblo de la peste. Los ciudadanos consintieron y el hombre sacó una flauta de su bolsillo y tocó una melodía. Inmediatamente vinieron los ratones y ratas de todas las casas y se reunieron alrededor de él. Cuando ya no quedaba ningún animal en las casas, salió de la ciudad, se dirigió hacia la Weser y entonces se metió en el río y las ratas le siguieron y se ahogaron. Los ciudadanos viéndose liberados de esta plaga se arrepintieron de la recompensa prometida y se la negaron al hombre.
Aquel se fue guardando rencor contra la ciudad. El 26 de junio, volvió a Hamelin disfrazado de cazador con mala pinta llevando un sombrero rojo y extraño. Hizo sonar otra vez la flauta en los callejones mientras que todo el mundo estaba reunido en la iglesia. Esta vez, no fueron los ratones y ratas que acudieron sino niños, chicos y chicas, de cuatro años y más. El flautista les condujo tocando por la puerta del este hacia un monte en el cual desapareció con ellos para siempre. Sólo dos niños volvieron por haberse retardado; pero uno de ellos, siendo ciego, no podía mostrar el sitio, y el otro era mudo así que no podía contar nada. Unos dicen que los niños han sido conducidos en una caverna y que han salido de allí en Transilvania. En todo, fueron 130 niños que perecieron.
Muchas fueron las teorías que trataron de explicar a lo largo de los años la desaparición de los niños de Hamelin. Se esgrimieron terremotos, epidemias y hasta cruzadas Pero si bien arqueólogos e historiadores han puesto un poco de luz sobre el asunto, aún hay pocas pruebas y muchas especulaciones como para asegurar lo que realmente ocurrió con los niños.
Un dato cierto es que el flautista se convirtió en cazador de ratas en el siglo XVI, es decir que las primeras versiones de esta leyenda no hacían mención a las habilidades del flautista para "cazar" ratas. La historia original contaba que un 26 de junio de 1284, un flautista vestido en ropa multicolor, se llevó a 130 niños nacidos en Hamelin y fueron vistos por última vez en el Calvario, en la colina Koppen a las afueras de la ciudad. Por lo tanto las versiones por nosotros conocidas son una mezcla del hecho real o histórico ocurrido en Hamelin (la desaparición de 130 niños) más las leyendas europeas y orientales de los cazadores de ratas.
Una posible interpretación es que los niños fueron llevados a través de una cueva para salir en algún lugar en Europa del este. Una suerte de migración, que efectivamente existió durante los siglos XIII y XV entre parte de la actual Alemania y la zona del Báltico.
El historiador Wolfgang Wann explica que en la Edad Media, cuando se deseaba conquistar algún territorio de Europa del este se contrataban a "localizadores". Este era el encargado de buscar jóvenes colonos para fundar un nuevo pueblo. De este modo puede que nuestro flautista haya sido uno de los muchos Localizadores que llevó "gente joven" a algún lugar en la zona de Moravia. Como evidencia de esto, docenas de nombres de pueblos de la actual Alemania se repiten en esas "nuevas tierras"
R. Browning termina su versión así: "Me olvidaba de mencionar que en Transilvania hay una tribu de gente muy especial que asegura que las ropas tan extrañas que usa, y que tanto llaman la atención de sus vecinos, son una herencia de sus antepasados, surgidos de una prisión subterránea en la que se los había sepultado hacía largo tiempo después de haberlos arrebatado del pueblito de Hamelin, en el condado de Brunswick, sin que supieran decir cómo o por qué."
Las explicaciones “históricas” de la historia pueden ser agrupadas en cuatro categorías:
1) Los niños fueron víctimas de algún tipo accidente por el cual se ahogaron en el río Weser o fueron enterrados por algún deslizamiento de tierra;
2) algunos niños fueron víctimas de alguna enfermedad, quizá la peste, por lo que fueron conducidos fuera del pueblo para proteger a los demás habitantes;
3) los niños dejaron el pueblo para tomar parte en alguna peregrinación, cruzada o una campaña militar, pero nunca regresaron con sus padres. De acuerdo con recientes investigaciones, se ha encontrado que existieron dos movimientos de gente llamados “cruzada infantil” en 1212 en Alemania y Francia, cuya similitud pudieron inspirar a los cronistas para elaborar el mito.
En el primer movimiento, Nicolás, un pastor de Alemania, condujo a un grupo a través de los Alpes hasta Italia a principios de primavera. Alrededor de 7.000 hombres llegaron a Génova en agosto. Sin embargo, sus planes no fructificaron, pues las aguas no se abrieron a su paso, y la comitiva se desbandó. Algunos emprendieron el camino de vuelta a casa, otros fueron a Roma, y los restantes pudieron haber seguido el curso del Ródano hasta Marsella, donde fueron probablemente vendidos como esclavos. Pocos llegaron a sus casas, y ninguno llegó a la Tierra Santa;
4) los niños abandonaron voluntariamente Hamelín para colonizar partes de Europa Oriental. Numerosos poblados fueron fundados en esta época en el este de Europa por colonos de origen alemán.
Fuentes:
http://www.hameln.com/tourism/piedpiper/index.htm
http://www.725-jahre-rattenfaenger.de/eng/The-legend