25 noviembre 2011

LA MULATA DE CÓRDOBA


El relato narra la historia de Soledad, una bella mujer que vivía en la ciudad de Córdoba, fundada en 1618 como un sitio de tránsito en el camino real que conducía del puerto de Veracruz hasta la Ciudad de México, el corazón de la Nueva España.

Soledad era mulata, es decir, hija de un español con una negra, cautivaba a todos los habitantes de la ciudad; se dice que por envidia, muchas mujeres querían que el Santo Oficio la acusara de brujería y pacto con el diablo, pero éstas acusaciones nunca se comprobaron.

La belleza de Soledad cautivó al entonces alcalde de Córdoba, Martín de Ocaña quien ofreció toda clase de regalos a la mujer a cambio de poseer su cuerpo. Al negarse, Soledad selló su destino, pues el acaudalado funcionario levantó una acusación en contra de ella ante el tribunal de la Santa Inquisición que procedió a encarcelarla y a enjuiciarla rápidamente para condenarla por sus supuestas relaciones con el demonio.

La mujer fue llevada presa al temible castillo de San Juan de Ulúa y durante la noche previa a su ejecución pasó todo el tiempo dibujando un magnifico barco en la pared de su celda con un trozo de carbón.

Cuando los guardias fueron por ella para conducirla a su destino fatal y tras sorprenderse por la obra de arte que la mulata había logrado dibujar con tan pocos recursos y en tan poco tiempo, Soledad les preguntó qué era lo que faltaba al navío. "Que navegue", contestaron.





En ese momento Soledad subió a su dibujo y el barco comenzó a navegar por las paredes hasta perderse en el muro y escapar de ahí. 

La leyenda cuenta que nadie nunca más volvió a saber de Soledad; si se visita el Castillo de San Juan de Ulúa, es común conocer esta leyenda e incluso, hay quienes sienten una extraña presencia entre sus centenarios muros.


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